| Cuenta Juan Tauler, famoso místico alemán del siglo XIV. Dice que le pedía constantemente al Señor que le diera un maestro espiritual para llegar a ser santo. Un día, al salir de la Iglesia, vio a un mendigo que pedía limosna.
Juan le dio una moneda y le dijo.
Que Dios te bendiga y te haga feliz.
El mendigo respondió: Soy muy feliz. Sé que Dios me ama y acepto con alegría todo lo que me sucede como venido de sus manos… Siempre estoy contento, porque acepto lo que Dios quiere y no deseo, sino que se haga su santa voluntad.
Juan le pregunta: ¿Y si Dios lo arrojara a lo más profundo del infierno?
Él mendigo dice: Entonces, me abrazaría a Él y tendría que venir conmigo al infierno. Y preferiría estar en el infierno con Él que en el cielo sin Él.
Entonces, Juan, que era aspirante a santo comprendió que ese mendigo era un gran santo y que le había dado una gran lección, como todo un excelente y grande maestro espiritual.
“Dios se manifiesta en mis debilidades.” San Pablo
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Recopilado del Libro:
©Ángel Peña, Sacerdote OAR. | En camino a la santidad. 2003
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