Royder Frank

   Es menester plasmar al filo de una pluma y con entrañable elocuencia aquel precioso paisaje de la tierra que a nuestro autor vio nacer.  No encontramos mejores elogios que la poética expresión de aquellos en cuya mente vive el entusiasta arraigo de ser jóvenes de corazón:

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"Entre el turbio Marañón hacia el oriente, y el costanero arenal de Lambayeque en el oeste, los andes reduciendo su altitud, determinan un suelo de gran fluvialidad y verdor constante; tal es la provincia de Cutervo en Cajamarca".

(Dr. Salomón Vílchez Murga)

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    Sin duda, vivir allí, en tan bello paramo, enaltecía el entusiasmo elocuente de sus mentes jóvenes, ardiendo de gozo su valiente corazón.

 Cualquier errante que pasaba por allí podía disfrutar directamente de la amabilidad, dulzura y virtud de su gente, quienes con sus buenas costumbres y recia fe, acudían cual dócil siervo cada Domingo a la Mesa de su Amo, para saborear en su misma esencia tan "Bendito Alimento". Saciados así salían llenos de la Gracia de su Espíritu, enlazados todos con aquella dulce Madre que los arrebata con su sencillez y humildad.

  Sus padres, Francisco y María Olga, se conocieron mientras estudiaban en el Instituto Pedagógico. Al cabo de algunos años de amistad, fueron "flechados por el Amor", afianzando posteriormente su compromiso en el Origen y Fuente de todo verdadero Amor; Dios.  

    Tiempo después, como se espera de todo árbol frondoso, los retoños salieron a la luz, regalándoles grandes alegrías; entre ellas, un pequeño retoño; Royder Frank.

  Esta preciosa familia, como en todas, fue constantemente visitada por la hermana pobreza, aquella que hace humilde al rey y valioso al mendigo; Sin embargo, nunca estuvieron solos, constantemente eran rescatados por Aquel que no se deja ganar en generosidad, manifestándoles en muchos acontecimientos su amorosa Providencia.

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  Caminad hacia aquella cumbre, donde todos todos fuimos creados; ¡la cumbre del Amor!