QNTLC | Fundación San Elias
P. Javier Olivera Ravasi SE | Qué No Te Lo Cuenten - Apostolado de batalla cultural
El P. Javier Olivera Ravasi, fundador y director de QNTLC, es Sacerdote Católico Apostólico Romano. Se graduó como abogado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA). En el año 2002 ingresó al seminario y tras concluir sus primeros años fue enviado a Europa donde se doctoró en Filosofía por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma (2007) para recibir, un año después, la ordenación sacerdotal. Se doctoró en Historia (UnCuyo) y es además, Profesor Universitario en Ciencias Jurídicas y Sociales.
Se desempeña como capellán y vicedirector del proyecto educativo Sedes Sapientiae, de Buenos Aires y es además, conferencista y profesor ordinario en el ámbito de la filosofía, la historia y las lenguas clásicas. Es además, autor de once libros y de varios artículos en publicaciones nacionales y extranjeras.
Es Miembro de Número del cuerpo académico del Instituto de Investigaciones históricas Juan Manuel de Rosas y cofundador de la Orden San Elías, una sociedad de vida apostólica que tiene por fin la Misión Ad Gentes, es decir llevar el Evangelio a quienes aún no conocen a Cristo, se dirige a los «no cristianos» Predicar y proponer la santa Fe católica, con celo apostólico, parresía, fidelidad a la Revelación Divina, plena marianización de la vida y confiados en la Divina Providencia, a todos los hombres y por todo el mundo, sin límites de medios y acciones misionales, para alcanzar la Verdad que nos hace libres, únicamente para Gloria de Dios y el mayor bien de las almas.
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Hace más de 2000 años ese gran político que fuera Cicerón, definía a la Historia como magistra vitae (“maestra de la vida”), en cuanto nos hace obrar prudentemente al ver los aciertos y errores de nuestros antepasados.
Los estudios históricos, sin embargo, tenidos por menos durante cierto tiempo, comenzaron a ser revalorizados por la ideología marxista en vistas de construir el futuro. De este modo, en especial durante el siglo XX, se inició el trabajo –lento pero seguro– de relatar la historia desde una óptica tuerta, cuando no ciega. Había que “construir” el pasado para controlar el futuro.
Varias generaciones han venido educándose en medio de falsedades históricas que, como la gota que horada la piedra, fueron poco a poco planteando interrogantes más allá del estudio pretérito y que, no pocas veces, hacían (y hacen) de preámbulo para la pérdida de la Fe y de la misma razón.
“¿Pérdida de la Fe?” Sí. Es que toda mentira atenta contra la Verdad.
Pero alguno dirá: “¿qué tiene que ver la Fe con la Historia?”. Mucho, muchísimo; es que no hace falta atacar la Santísima Trinidad para perder la Fe: basta con destruir algunas verdades históricas que se relacionan con ella para lograrlo: ¿Quién no dudará de su fe si se le machaca hasta el cansancio con las «riquezas del Vaticano»? ¿Quién no pondrá en tela de juicio la labor de la Iglesia en América si se nos la presenta como la cooperadora de un “genocidio” indígena?¿Quién no comenzará a justificar sus errores si se plantea que todo lo que se le ha enseñado como verdadero, ahora se le presenta como falso?
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